Así lo confirmó el ministro de Justicia de Brasil, José Eduardo Cardozo, durante las jornadas realizadas esta semana por el diario brasileño Folha de Sao Paulo en las que se estudia el impacto del contrabando en el país con las mayores fronteras de Latinoamérica.
Según Cardozo, el Gobierno brasileño estaría articulando una estrategia conjunta con Argentina y Paraguay con el objetivo de coordinar a la policía de los tres países para que trabajen de forma conjunta en acciones de inteligencia y represión, facilitándose entre ellos la información de que disponen.
El proyecto, que sería íntegramente financiado por Brasil y Argentina, con un costo aproximado de 15 millones de reales (4,62 millones de dólares), se basa en la experiencia de los Centros de Control y Comando empleados en las 12 ciudades sede del pasado Mundial de Fútbol de la FIFA en Brasil y que se reveló como un modelo de éxito.
"Aunque colocásemos a un hombre cada 50 metros de frontera no resolveríamos la cuestión, necesitamos el uso de la inteligencia", destacó el ministro, quien insistió en que el deficiente control de las fronteras en Brasil es uno de los grandes problemas de seguridad a los que enfrenta el país.
La ciudad de Foz de Iguaçú, ubicada en la triple frontera, está considerada la gran puerta de entrada del tráfico de armas y drogas en Brasil.
Además, diversas facciones criminales del país como el Primero Comando Capital (PCC) emplean ambos lados de la misma para ejercer sus actividades ilegales, lejos del alcance de la Justicia de cada país.
