Brasil que luchó con más de 25.000 hombres para liberar a Italia del yugo del fascismo, celebra cada año su particular Día de la Victoria en el que, por motivos políticos ligados a la dictadura militar y el fuerte rechazo al comunismo, siempre se intentó evitar la presencia de la bandera soviética y, posteriormente, de la Federación Rusa.
Sin embargo, la enseña rusa no ondeará en uno de los mástiles del Monumento de las Pracinhas en igualdad de condiciones junto a las banderas de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, el resto de naciones que enterraron las ambiciones del nazismo en Europa.
En una explicación ciertamente peregrina, las autoridades brasileñas declararon que debido a las reducidas dimensiones del monumento no sería posible modificar su configuración para establecer un quinto mástil (además de Brasil, Francia, Reino Unido y Estados Unidos) y, por tanto, asegurar la presencia de la bandera rusa.
Por su parte, el esperado Día de la Victoria en Moscú, el 9 de mayo, contará con 15.000 oficiales del Ejército ruso y la participación del espectacular, T-14 Armata, el tanque más avanzado y mortal del planeta, el cual avanzará hasta la Plaza Roja dando muestra del poderío militar del país que derrotó a los alemanes en Berlín y que tan injustamente ha sido tratado por los medios occidentales.