Amigo de la estrella del rap Jay-Z, que lo contactó poco después de ser liberado, Browder pasó buena parte de sus tres años en Rikers en una celda de aislamiento y, según denunció más tarde, sometido a coacciones y violencia por parte de los funcionarios.
Kalief Browder, who endured three years on Rikers Island without trial, has committed suicide: http://t.co/8dnhPe5Zzu pic.twitter.com/TgMtPVpPSA
— The New Yorker (@NewYorker) June 8, 2015
"Después de luchar tan duro para salir de la cárcel", ha explicado su familia en un comunicado, "y tras pelear fuera para reiniciar su vida, no fue capaz de sobreponerse al dolor y el tormento de sus experiencia en régimen de aislamiento".
"Hubiera deseado no perderle", ha dicho el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, "pero no ha muerto en balde", y a continuación ha explicado que el caso Browder, aireado por un demoledor reportaje del New Yorker, fue decisivo para que su administración acometiera el proceso de reformas de una prisión, Rikers Island, donde se hacinan más de 10.000 presos preventivos y donde abundan las denuncias por palizas y sobornos.
En un artículo publicado por el Daily News, titulado "Cómo matamos a Kalief Browder", el columnista Errol Louis afirma que "la brutalidad kafkiana de la burocracia en Rikers Island supera todo lo imaginable".
Más de 600 jóvenes de entre 16 y 18 años permanecen recluidos en celdas de aislamiento a diario en Rikers Island.
Según un reportaje del Washington Post, basado en informes de Solitary Watch y The Vera Institute for Justice, en EEUU habría un mínimo de 80.000 personas en esta situación, privadas de cualquier contacto, encerradas en celdas mínimas, que apenas si salen al patio de la cárcel durante dos o tres horas a la semana y sin absolutamente nada que hacer en sus celdas durante días, meses, años e, incluso, décadas.
