El líder norcoreano, Kim Jong-un, ha supervisado junto a su esposa, Ri Sol-ju, las instalaciones de una terminal que había ordenado construir en 2012 porque la anterior era demasiado pequeña y avejentada en comparación.
La nueva terminal multiplica por seis el tamaño de la antigua y cuenta con variados restaurantes y tiendas bien surtidas, según las fotos publicadas en tres páginas del diario Rodong Sinmun.
Las instalaciones parecen sobradas en cualquier aspecto excepto en el de pasajeros.
Al hermético país asiático apenas llega un puñado de vuelos internacionales diarios, en su mayoría desde Moscú y Pekín.
La terminal ha recibido el visto bueno de Kim, quien la ha calificado como un "punto de referencia en la era Songun", la doctrina nacional que subraya la preminencia de lo militar.
Según el criterio arquitectónico del líder, las instalaciones aúnan en armonía "la estética moderna con el carácter nacional".
En noviembre había ordenado detener las obras tras una inspección personal en la que comprobó que los trabajadores no habían seguido sus órdenes de reflejar la filosofía e identidad norcoreana.
Kim también ha ordenado la construcción de un ferrocarril de alta velocidad y una autopista que cubran los 24 kilómetros que separan al aeropuerto de la capital.
La inauguración de la nueva terminal llega unas semanas después de que el país sufriese la peor sequía del siglo y la comunidad internacional se preocupase por la falta de comida de los norcoreanos.
Kim anunció tras subir al poder que su prioridad sería mejorar las condiciones de vida de la población pero muchas de las infraestructuras levantadas hasta ahora, como estaciones de esquí o parques acuáticos, están lejos del alcance del norcoreano medio.