Ese desafío procede de la fuerza más radical del Euromaidán, la organización Pravy Sektor.
El conflicto entre las fuerzas del orden ucranianas y los combatientes de Pravy Sektor en la ciudad de Mukachevo ha desencadenado enfrentamientos por todo el país, incluida la capital, Kiev.
Tanto el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, como el presidente de la Rada Suprema, Vadím Groisman, urgieron a desarmar grupos armados ilegales.
Los expertos y diputados entrevistados por el diario consideran que esa determinación del poder señala una nueva etapa de la construcción del estado ucraniano. Kiev necesita acabar con los grupos nacionalistas que a menudo están vinculados con el crimen organizado.
Si los radicales se niegan a cumplir las exigencias de Kiev, la situación podría tomar un rumbo imprevisible.
"El gobierno ucraniano da a entender que en la Ucrania posmaidán no hay lugar a nacionalismo vinculado con el crimen organizado. El poder está dispuesto a usar fuerza contra las estructuras (…) que prefieren no incorporarse al sistema estatal, sino existir en un sistema paralelo", dijo a Kommersant Arkadi Moshes del Instituto de relaciones internacionales de Finlandia.
