"Nuestro pueblo ha conservado el legado de su bautismo en el Dnieper a través de toda su dura historia, hemos sufrido mucho más que otros pueblos y para el siglo XXI tal vez no hubiéramos conservado nada del legado del príncipe Vladímir, si gracias a ese legado no estuviéramos unidos Dios y no contáramos con su ayuda en todos los siniestros", dijo el jerarca eclesiástico.
La víspera, al santificar una fuente que da al Dnieper en la región de Smolensk, el patriarca afirmó que "las aguas del gran río bendecirán a los pueblos que habitan a sus orillas y podrán apaciguar a aquellos que se encuentran en guerra".
"Los rusos, los ucranianos y los bielorrusos forman una sola familia", aseguró Kiril, añadiendo que se debe "eliminar toda enemistad interna y no permitir la destrucción de "valores y santuarios comunes" para los tres países.
El río Dnieper, que atraviesa Rusia, Bielorrusia y Ucrania y baña las dos partes de la capital de esta última, Kiev, fue escenario del bautismo de sus habitantes en el año 988, realizado por el gran príncipe Vladímir.
El pasado 28 de julio los tres países conmemoraron separadamente un milenio desde la muerte de Vladímir, fallecido en 1015.
