Anunció que las declaraciones de que en el hospital de Kunduz se encontraba una base del movimiento radical Talibán son un "delirio total" y se utilizan para eximir a los culpables de la tragedia.
Dentro del hospital "se encontraban solo pacientes y empleados", remarcó.
Destacó que "de acuerdo con el Convenio de Ginebra, durante las acciones militares cualquier hospital debe tener la posibilidad de funcionar", por eso lo de una base de los insurgentes "es solo un pretexto, no es verdad".
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Precisó que hubo niños que se quemaron vivos entre los fallecidos tras este ataque.
"Algunos (pacientes) ardieron vivos en sus camas, entre ellos niños", dijo Nikolai.
Indicó que "el bombardeo comenzó el sábado pasado y duró más de una hora", destacando que "el ataque afectó el edificio principal, donde se encontraban una unidad de cuidados intensivos, un servicio de urgencias y uno de fisioterapia, donde había numerosos empleados".
Además, precisó no tener información sobre dónde está una parte de los empleados del hospital, ya que "la situación es un caos".
Previamente, Nikolai afirmó que los países que participan en la operación militar en Afganistán no deben participar en una investigación independiente de lo ocurrido en Kunduz.
El general estadounidense John Campbell, jefe de la misión de la OTAN en Afganistán, declaró con anterioridad que las fuerzas de EEUU atacaron el hospital en Kunduz por error.
El hospital fue bombardeado cuando en el recinto médico se encontraban cerca de 200 personas.
El ataque destruyó parcialmente el hospital y se saldó con 22 muertos, doce miembros del personal de la ONG y diez pacientes, y más de 30 heridos.