La policía de Londres anteriormente subrayó que la intensificación de las medidas de seguridad durante las celebraciones "no está relacionada con nuevas informaciones" sobre amenazas terroristas en Europa.
Desde el año pasado la alcaldía de la capital británica tomó la decisión de cobrar el acceso a los malecones y puentes de la ciudad, desde donde la gente disfrutaba tradicionalmente de los fuegos artificiales de Año Nuevo, generando una ola de inconformidad.
Sin embargo, este año la medida jugará un papel positivo, ya que a los lugares con mayores conglomerados de gente solo tendrán acceso quienes compraron las entradas y pasaron los controles de seguridad.
A partir de las 14.00 horas muchas calles del centro de Londres cerrarán, para evitar estampidas también dejarán de funcionar algunas estaciones del metro, por lo que quienes deseen festejar en el centro deberán llegar con antelación a los restaurantes y clubes elegidos y pensar en cómo regresar luego a casa.
Ya están cerrados los accesos al público de las riberas y otros miradores, instalándose tribunas en algunos de estos espacios.
Las entradas para disfrutar de los fuegos artificiales de Año Nuevo se agotaron varias semanas antes de la hora cero.
La víspera Bruselas tomó la decisión de suspender los fuegos artificiales en la ciudad después de que el Centro Coordinador de Análisis de Amenazas belga (OCAM) valorase la situación en una reunión en el Centro de Crisis del Ministerio del Interior de Bélgica.
Esta medida fue antecedida por informaciones sobre la preparación de atentados terroristas durante los festejos de año nuevo en puntos claves de la capital belga, incluyendo la histórica plaza de Grand Place.