VIENA (Sputnik) — "Condenamos fuertemente el estallido de violencia sin precedentes a lo largo de la Línea de Contacto, transmitimos nuestras condolencias a todas las familias afectadas y urgimos a las partes a cesar de inmediato el uso de la fuerza. No existe una solución militar al conflicto", subraya la declaración publicada en la web de la OSCE.
El documento, avalado también por Serbia y Austria como presidentes de la OSCE en 2015 y 2017 respectivamente (actualmente ejerce Alemania), destaca que "el deterioro de la situación sobre el terreno demuestra la necesidad de negociar inmediatamente una solución coherente bajo los auspicios de los copresidentes" del Grupo.
Anteriormente se informó que los copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE se dirigen a Nagorno Karabaj para posteriormente visitar Bakú y Ereván.
El conflicto de Nagorno Karabaj que divide a Bakú y Ereván desde 1988 se reavivó el pasado el 2 de abril tras haber permanecido latente durante más de dos décadas.
Ya el primer día de enfrentamientos causó al menos 33 muertos y, según fuentes no oficiales, más de 200 heridos, informó la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de Naciones Unidas.
En la zona del conflicto, según OCHA, viven unas 150.000 personas que corren el riesgo de verse desplazadas si se intensifican las hostilidades.
Las relaciones entre Ereván y Bakú se deterioraron desde que Nagorno Karabaj, un enclave de población mayoritariamente armenia, decidiera independizarse en 1988 de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán.
Bakú perdió el control sobre Karabaj y siete distritos adyacentes tras la escalada de las hostilidades entre 1992 y 1994.
Para impulsar una solución negociada del conflicto se instituyó el Grupo de Minsk en 1992, copresidido por EEUU, Rusia y Francia.
Azerbaiyán insiste en recuperar su integridad territorial, mientras que Armenia defiende los intereses de la autoproclamada República de Nagorno Karabaj, que no participa en las negociaciones.