"Desde el 20 de mayo hemos incrementado los ataques a las infraestructuras que se usan para la extracción ilegal de petróleo y los camiones que llevan crudo de contrabando a Turquía", dijo Rudskói.
Moscú y Washington, subrayó, están unánimes en debilitar las fuentes de financiación de Daesh (el autodenominado Estado Islámico) y el Frente al Nusra, grupos terroristas proscritos en Rusia y otros países.
Grecia, Israel y Rusia también imputaron a Turquía el contrabando de petróleo de Daesh.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, negó todas las acusaciones y prometió que dimitiría en caso de que se pruebe este hecho.
El canciller ruso Serguéi Lavrov, a su vez, instó a Ankara a presentar datos ante el Consejo de Seguridad de la ONU que echen por tierra estas acusaciones.