Las pruebas se llevaron a cabo el 28 de junio y duraron unos dos minutos. Durante el test, los expertos de la agencia analizaron el funcionamiento de la lanzadera en condiciones de temperaturas ultrabajas del combustible —unos 4,4 grado centígrados—. Por el contrario, durante la combustión, la temperatura alcanzó unos 3.300 grados centígrados.
El programa SLS prevé el uso de dos lanzaderas de este tipo en el cohete portador que será lanzado con una nave espacial de uso múltiple tipo Orion en 2018. El sistema está pensado para realizar vuelos tripulados a la Luna y a Marte.
La empresa Boeing es la responsable del diseño final y el montaje del SLS, mientras que Orbital ATK se ocupa de la creación de la lanzadera y Lockhead Martin del desarrollo de la nave Orion.
Se considera que el SLS será el cohete portador más potente en servicio activo y el cuarto más potente de la historia, solo por detrás del programa estadounidense Saturn-V —usado en los trabajos de exploración lunar— y los soviéticos N-1 y Energía —usado en el sistema Burán—.
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Rusia, a su vez, desarrolla su propia lanzadera superpesada clase Angará que será utilizada para las misiones rusas a la Luna en la década de 2030. El enfoque ruso es diferente ya que prevé el diseño modular del cohete: el vehículo espacial estará compuesto de varios módulos iguales, y la cantidad de módulos utilizados determinará la potencia y el tipo de cohete.
