El Baikal es el lago de mayor antigüedad y también el más profundo del mundo. Además, contiene el 20% de las reservas de agua potable del planeta en estado líquido, por lo que está considerado como patrimonio nacional de Rusia y se encuentra en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
Es por ello que el Gobierno ruso expresa una creciente preocupación, causada por los planes anunciados por Mongolia de construir una serie de centrales hidroeléctricas en espacios que tienen un impacto directo en la situación del lago: una en el río Selengá y dos en sus afluentes —el Orjón y el Egyin Gol—.
A pesar de que estas infraestructuras estarían emplazadas en el territorio mongol, funcionarios rusos ven en estos planes una "grave amenaza ecológica" para el lago ruso, ya que hasta el 50% de su suministro anual de agua proviene del Selengá y la central hidroeléctrica influiría negativamente en esta fuente de agua para el lago.
Anteriormente, el Banco Mundial también coincidió con las preocupaciones rusas y congeló la financiación de este proyecto. Al mismo tiempo, Rusia ofreció al país vecino suministros de energía eléctrica alternativos que sustituyeran la energía que Mongolia espera obtener de las nuevas centrales.
Otra opción sería hacer de Mongolia un país de tránsito de energía eléctrica entre Rusia y China y permitirle también nutrirse de la red. Esta posibilidad daría al país más opciones para abastecerse de energía sin necesidad de perturbar la calma milenaria del lago Baikal.
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