El hombre, de 43 años, vivía con sus padres, que rondan los 80 años y podrían ser acusados de secuestro y maltrato. De acuerdo con la madre, su hijo había sido víctima de acoso y por eso decidió cerrarlo en casa.
El hombre no estaba atado y tuvo la posibilidad de moverse por toda la casa durante su encierro. Y aunque físicamente se encontraba bien —pese a que tenía un aspecto algo descuidado—, el hecho de pasar 30 años sin contactar con otros seres humanos, más allá de sus padres, afectó su salud mental.
Actualmente, la Policía investiga las circunstancias de lo ocurrido. El hombre recién 'liberado' está actualmente ingresado en un hospital y sin contacto con sus padres.