La esclerodermia es una patología autoinmune crónica que no tiene cura. Se manifiesta en diferentes formas, pero en el caso de la mujer causa que el tejido cicatricial aparezca en sus pulmones, impidiéndole respirar. Stephanie recibió el letal diagnóstico en 2012, cuando los médicos le prometieron tres años de vida.
Ya ha sobrevivido a este pronóstico.
"Solo quiero pasar cada segundo que me queda con mis hijos", asegura Packer, casada y madre de cuatro niños de edades comprendidas entre los 7 y los 13 años.
Sin embargo, su compañía de seguros se niega a pagarle los medicamentos necesarios para la quimioterapia sugeridos por sus doctores. Lo que le ofrece a cambio son pastillas para el suicidio asistido, siempre y cuando dé su consentimiento para el copago de 1,20 dólares.
"Si todo el mundo tuviera a un médico al que no le diera igual, a nadie se le ocurriría poner fin a su propia vida", asegura la mujer en su página web, Stephanie's Journey.