Su primo apuñaló al adolescente israelí Naor Ben-Ezra, de 13 años, y a un hombre de unos 20. Los dos resultaron heridos.
Poco después del ataque, la policía de fronteras israelí mató a Hasán a tiros e hirió a Ahmed.
El menor cumplirá la sentencia en una cárcel de adultos, no en instalaciones para jóvenes y su familia tendrá que pagar 80.000 shekels a una de las víctimas (unos 20.900 dólares) y 100.000 shekels (unos 26.220 dólares) a la otra.
El pasado mayo, el Tribunal de Distrito de Jerusalén condenó al niño de dos intentos de asesinato.
Durante el juicio, sus abogados, Leah Tsemel y Tareq Barghout, argumentaron que no podía ser sentenciado por intento de asesinato porque no acuchilló a nadie.
Durante el interrogatorio al que lo cometieron las fuerzas de seguridad, que incluyó maltrato piscológico y en el que sufrió fuertes gritos, el menor insistió en que no tenía intención de matar sino de herir.
También aseguró que le dijo a su primo que no apuñalara a Ben-Ezra porque habían acordado que no harían daño a niños.
El Club de Presos Palestinos anunció que llevaría a cabo una manifestación en frente de las oficinas de la ONU en Ramala —Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel- como muestra de apoyo al menor condenado.
El mismo tribunal sentenció hoy a una palestina de Jerusalén este que presuntamente intentó prender fuego a una bombona de gas dentro de su coche, cerca del control militar de Al Zaim en el 2015.