Se trata de un gigantesco recipiente a un kilómetro bajo tierra, que contiene agua ultrapurificada y repleto de tubos fotomultiplicadores. Conocido como Super-Kamiokande, este receptor de partículas tiene como uno de sus principales objetivos la detección de neutrinos que llegan desde las supernovas cercanas.
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— Triangol #Astronomía (@TR_astronomia) November 12, 2016
Según explica Luis Labarga, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid, en un artículo para Astroparticle Physics, un sistema informático analiza constantemente los datos que recoge el detector para ver si hay algún tipo de exceso de flujo que permita obtener una pequeña estimación de si se trata o no de una supernova.
En caso de que la respuesta de esta 'alerta temprana' sea positiva, se enviaría un aviso a los observatorios de todo el mundo con las coordenadas del lugar del cielo en el que ha ocurrido para que puedan estudiar el fenómeno.
Super-Kamiokande está permanentemente en estado de detección de neutrinos, salvo intervalos imprescindibles para su profiláctica, y cualquier día nos puede traer una sorpresa.