"Es imposible solucionar el problema sin otorgar una autonomía amplia a la región", dijo Yanukóvich al indicar que aboga por que Donbás forme parte de Ucrania.
El expresidente ucraniano subrayó la necesidad de poner fin a la violencia en el este de Ucrania y llamó a Kiev a empezar negociaciones con las provincias rebeldes de Donbás.
Yanukóvich también aseguró que él nunca financió a las milicias por no tener fondos, ya que todas sus cuentas están congeladas en Ucrania.
También recordó la importancia de implementar el acuerdo sobre la solución de la crisis política en Ucrania, que firmó el 21 de febrero de 2014 junto con los líderes de la oposición con la mediación la UE, que estipula acabar con las hostilidades y la crisis política en el país, que nunca llegó a cumplirse.
En las semanas posteriores la plaza se convirtió en el epicentro de la confrontación entre los radicales y la policía, con un saldo de numerosas víctimas mortales por ambas partes.
Las nuevas autoridades ucranianas surgidas tras esas protestas responsabilizaron de la muerte de más de 100 personas a Yanukóvich, y también a la fuerza de operaciones especiales Bérkut.
Las hostilidades ocasionaron más de 9.600 muertos y casi 22.500 heridos, según datos de la ONU.
Pese a varias treguas declaradas desde el inicio del conflicto, tanto el Ejército ucraniano como las milicias de Donbás denuncian violaciones casi diarias.
Los representantes de Ucrania y los países de Occidente acusaron en reiteradas ocasiones a Rusia de interferir en el conflicto de Donbás.
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Moscú por su parte reiteró que no tiene relación alguna con los sucesos en el sudeste de Ucrania, no suministra a las milicias equipos militares y municiones, no es parte del conflicto interno ucraniano y está interesada en que esta nación supere su crisis política y económica.