Los participantes fueron divididos en tres grupos: aquellos que nunca leen, los que leen menos de 3,5 horas a la semana y quienes leen más de 3,5 horas.
Los resultados demostraron que la posibilidad de que una persona del segundo grupo muera en los próximos 12 años es un 17% menor que la probabilidad de muerte de los participantes que nunca leen.
Los resultados del análisis han revelado que el amor por la lectura es capaz de prolongar la esperanza de vida en un promedio de dos años, más allá de factores como el sexo, la educación, la salud o los ingresos de una persona.
¿La razón? Resulta que dos de los procesos mentales relacionados con la lectura contribuyen a tener una mayor esperanza de vida: la habilidad de adentrarse en el texto y la empatía con los sentimientos y las emociones de otras personas, en este caso de los personajes.