Cuanto más se acercan las elecciones al Bundestag, mayor es la presión sobre la canciller. Cualquier error no permanece inadvertido por sus oponentes, pero cuando se trata de este tipo de tragedias, Merkel no puede contar con apoyo incluso dentro de su propio partido, ya que el ataque fue un choque no sólo para el pueblo alemán, sino también para los círculos políticos de Alemania, reza la publicación.
La primera persona que se atrevió a acusar de negligencia a Merkel fue un diputado de 'Alternativa para Alemania' Marcus Pretzell, alegando que las víctimas en el mercado de Navidad pesarán "sobre la conciencia de Merkel", dice el artículo.
El presidente de la Unión Socialcristiana (CSU) y del estado federado de Baviera, Horst Seehofer, por su parte dijo que los alemanes tienen que reconsiderar y legalmente regular la política de migración y la de seguridad y con ello poner en duda todas las decisiones de Merkel en los últimos años. Hasta un aliado de Merkel, el ministro del Interior de Land de Sarre, Klaus Bouillon dijo que "Alemania se encuentra en un estado de guerra", escribe el diario.
Tales declaraciones son parte de una estrategia deliberada, que dejan a Merkel pegada a la pared y casi la quitan las posibilidades de mantener el liderazgo. Los críticos de la política de la canciller consideran cualquier crimen cometido por un candidato a la condición de refugiado, como una consecuencia de la política migratoria aplicada por Merkel. Un ataque terrorista monstruoso como el ocurrido le dará a sus oponentes una fuerza mucho más grande, concluye el autor del artículo.