Este síndrome se produce cuando no se originan suficientes lágrimas, debido a lo cual los ojos se ponen rojos e irritados, como si tuvieran arena. Por lo general, esta condición se diagnostica en personas mayores, pero es cada vez más común en jóvenes y niños más pequeños. Una de las razones son los teléfonos inteligentes, ya que cuando nos fijamos en la pantalla, parpadeamos cada vez menos y los ojos se secan más.
Cabe destacar que cuando a los niños se les pidió no utilizar sus smartphones al menos por un mes, los síntomas de la enfermedad casi desaparecieron, escribe The Independent. Una especialista en la llamada desintoxicación digital, Tanya Goodin, aconseja a los padres que no permitan utilizar a sus hijos aparatos móviles una hora antes de acostarse, y evitar largas sesiones ante la pantalla de más de dos horas. Lo ideal sería reducir este tiempo aún más.