Su edificio de 280 metros cuadrados está en parte construido con materiales descartables como botellas, latas, cartón y neumáticos viejos. A su vez, es autosustentable por varias características. Por ejemplo, la escuela genera su propia agua, que reutiliza de varias maneras —como en una huerta orgánica— y también su propia energía eléctrica. A principios de 2017, el actor estadounidense Ashton Kutcher la puso bajo el foco al postear un video que explica cómo funciona, acompañado de la pregunta: "¿Cuántas escuelas como esta podremos construir?"
Para conocer mejor la historia de este emprendimiento, que se ha convertido en un modelo en la región, en Big Bang hablamos con Victoria Gómez, una de las fundadoras, coordinadora general y encargada del área de educación de este proyecto.
Gómez explicó los orígenes de la idea, que germinó en 2011, inspirada en el modelo del arquitecto estadounidense Michael Reynolds, creador del sistema Earthship —que construye edificios autosustentables y armoniosos con la naturaleza—, y quien colaboró con el proyecto uruguayo.
"Los niños lograron comprender no solo cómo funciona la escuela sino algo que parece más abstracto pero no lo es: cómo funciona la naturaleza y las redes de la vida", dijo.