El reciente escándalo relacionado con los 'contactos' del fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, con el embajador ruso en Washington, Serguéi Kisliák, es muy polémico aunque su contexto es claro, explica el analista.
"Se supone que Rusia es 'el mayor enemigo de EEUU'. Miles de millones de dólares siguen gastándose para confrontar al Kremlin. Durante mucho tiempo Rusia ha sido declarada como la principal amenaza para EEUU, Europa, el desarme y la paz en la Tierra… Pero de repente, viene un presidente de EEUU, de derechas, quien es 'uña y carne' con Rusia", constata Simon Jenkins.
Según Jenkins, un enfoque más eficaz para Trump tal vez hubiera sido el de "transparencia total", con una declaración abierta de que llega "un cambio constructivo de la política" basado en el establecimiento con Rusia "de líneas rojas para la agresión y áreas de concordancia para la cooperación".
Pero en el gran esquema el giro de 180 grados en las políticas de EEUU hacia Rusia sería un paso sumamente importante por implicar una capacidad imparable de "mitigar las tensiones, liberar recursos, erradicar pobreza y salvar vidas".
"Dadas todas las divergencias mundiales, un acercamiento entre EEUU y Rusia representa un objetivo que, de verdad, vale la pena", concluyó.