Un lugar especial entre los documentos lo ocupa el proyecto Umbrage, en el marco del cual la CIA recopilaba información sobre los métodos de trabajo de los hackers de todo el mundo para adoptar esas técnicas e imitar su 'escritura'. De este modo, los estadounidenses resultaron capaces de despistar a los que querían calcular el origen de algún ataque informático dejando 'huellas' de otros países, escribe Andréi Veselov para Sputnik.
En su declaración oficial, WikiLeaks indica que "la CIA recoge y mantiene una amplia biblioteca de tecnología de ataque sustentada en virus informáticos creados en otros países, entre ellos, en Rusia".
Cómo no, en la lista también están presentes varias direcciones rusas. Pertenecen a distintos departamentos de la Academia Rusa de Ciencias, empresas de comunicación como MTS o Sibirtelecom, e incluso el Ministerio del Interior.
Sin embargo, terroristas, extremistas y criminales no están entre los posibles objetivos en el cuestionario, en el que solo aparecen "agencia de inteligencia exterior", "entidad de Gobierno extranjero" o "administrador del sistema o comparable objetivo técnico", un hecho que resulta, como mínimo, sospechoso.