"La inyección de gas fue la que produjo con toda probabilidad los terremotos", dijo el ministro español de Energía, Álvaro Nadal, tras recibir el informe del MIT.
El proceso utilizado en Castor se asemeja al "fracking" ya que consiste en coger gas natural desde la red básica de gasoductos para luego comprimirlo e inyectarlo en el almacenamiento a más de mil metros de profundidad
En 2013 tuvieron lugar varios cientos terremotos de distinta intensidad en la costa cercana al pozo submarino, situado a 21 kilómetros de la costa y a 1.800 metros de profundidad.
El ministro de Energía confirmó que el informe del MIT señala la posibilidad de que se produzcan más seísmos si se intenta extraer el gas contenido en el almacén, por lo que descartó la puesta en marcha de medidas para desmantelar el pozo submarino.
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"Es como si inflamos un globo que ha tocado unos cimientos, si luego se desinfla, que es lo que ocurriría con el desmantelamiento, también podría mover los cimientos, así que habría que hacerlo con prudencia y seguridad", explicó el ministro.
Álvaro Nadal aseguró que el Gobierno seguirá realizando estudios "de todo tipo" para ver qué se puede hacer con la instalación en el futuro aunque avanzó que "está claro que no puede volver a funcionar".
Además tener un impacto ambiental negativo, el proyecto Castor resultó ser una operación tremendamente costosa para las arcas públicas españolas.
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En octubre de 2014, casi un mes después del cierre, el Ejecutivo pagó a la constructora ACS más de 1.400 millones de euros por el coste del proyecto fallido.
Los datos más recientes apuntan a que, a ese pago de 1.400 millones de euros por el valor neto de la inversión, se sumaron posteriormente otros 300 millones de euros por los derechos retributivos generados en el tiempo que el almacén estuvo funcionando.