"Las recientes propuestas pueden contribuir de una manera significativa a distender el conflicto", declaró a Sputnik un portavoz del ministerio de Exteriores.
"Reino Unido permanece dispuesto a trabajar con Rusia y los socios internacionales, además de con la oposición siria, para ayudar a reducir la violencia", añadió la fuente ministerial.
Sin embargo, horas antes, en declaraciones a la BBC, el ministro de Defensa, Michael Fallon, rechazó descartar la participación de la Fuerza Aérea Real británica (RAF, por sus siglas en inglés) en un nuevo ataque de Estados Unidos contra posiciones de Basar al Asad.
"Eso suena bastante hipotético", replicó al ser cuestionado si la RAF respondería activamente a un bombardeo con armas químicas sobre la oposición o la población civil sirias.
"Esta es mi opinión y sé que también es la opinión de la primera ministra", remató Johnson en una entrevista en el mismo programa de radio del ente público.
El jefe de la diplomacia británica puso en duda también que el Gobierno deba recabar apoyo parlamentario para ampliar sus misiones en Siria más allá de objetivos del Daesh (el autoproclamado Estado Islámico proscrito en Rusia y otros países).
"No estamos planeando otro voto en la Cámara de los Comunes, ya tenemos la autoridad necesaria para afrontar el terrorismo de Daesh tanto en Iraq como en Siria", dijo sin aclarar la incertidumbre planteada por su colega de Gabinete.
Pero, dos años antes, los diputados votaron en contra de bombardear posiciones del régimen sirio en una propuesta del Ejecutivo motivada por una serie de ataques químicos de las fuerzas de Asad.
"No nos han pedido que ayudemos a lidiar con Asad", zanjó Fallon ante la insistencia del periodista de la BBC.
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Washington informó a Londres, sin pedir su contribución, del lanzamiento de misiles contra la base aérea siria de Al Shairat, según recalcó el ministro de Defensa el mes pasado.