El Club, que adquirió su nombre del lugar donde se vieron por primera vez sus socios en 1954 (hotel Bilderberg de Holanda), reúne a los políticos, banqueros, personas mediáticas y oficiales supremos más poderosos del mundo. Las reuniones anuales se llevan a cabo en un lugar secreto y sin acceso a la prensa. Su fecha y el lugar no se anuncian. El contenido de las conversaciones tiene carácter clasificado.
Antes, formar parte del club, explica la periodista, era sinónimo de tener éxito social y profesional, mientras hoy día hay señales evidentes de que su existencia está bajo riesgo.
"El descenso a los infiernos de muchos de ellos (Rodrigo Rato, Esperanza Aguirre, Narcís Serra… ¿el rey abdicado?) y el fracaso en la elección de las jóvenes promesas políticas hacen presagiar un futuro muy negro tanto para el Club como para sus socios", pronostica.
"En España ya son muchos los 'bilderbergs' (…) que tras disfrutar las mieles de su exclusivo Olimpo han descendido a los infiernos. La clave está en el factor psicológico. El peligro, la maldición, se encuentra ahí. De repente, los invitados al cónclave se ven rodeados de las personas más poderosas del planeta, las que realmente toman las decisiones (…) y creen que son uno más entre iguales", cuenta.
Secretos del Bilderberg
Según ella, el error principal del club consiste en que los "amos del mundo los consideran sus peones, los que necesitan para desarrollar sus guerras económicas, militares y propagandísticas".
El destino de los españoles dentro del Club aconteció de manera diferente. Ante todo recuerda al rey Juan Carlos, Pedro Sánchez, Esperanza Aguirre, Felipe González y Jordi Pujol.
"La caída más espectacular fue la del rey Juan Carlos, obligado a abdicar. (…)Pero con Bilderberg nada es seguro. No puedes fiarte de ellos. Juan Luis Cebrián, Matías Rodríguez Inciarte (…) y Javier Solana son los que mejor han sabido aprovechar la network de Bilderberg. Y no me olvido de Antonio Garrigues Walker", enumera.
"Lo que sí puedo comentarle es el rito que utilizan en las reuniones: sólo te permiten hablar durante un minuto; transcurrido ese tiempo, se enciende una luz roja en la sala que indica que tu momento ha terminado. Se parece a los métodos de algunos programas de televisión. Hayas acabado o no de exponer lo que querías, ya no puedes decir más", reveló Aguirre.
Mencionó también otra restricción que es la prohibición de llevar escolta.
La maldición de Bilderberg
Jiménez destaca que Aguirre es la única española que compartió su experiencia con una periodista.
"Me pregunté entonces si Aguirre sería una de las invitadas que conoce las intenciones ocultas de Bilderberg o si era una de las denominadas "inocentes". De un modo u otro, su reciente descenso a los infiernos ha demostrado que para sus supuestos amigos sólo era un juguete de usar y tirar según los intereses y conveniencias del momento", razona la periodista.
"La clave para entender la abdicación no es analizar lo que ocurre en España. (…)Hay que analizar qué papel juega España (miembro de la UE, de la OTAN, un país que estaba participando en las negociaciones secretas del Tratado Transatlántico de comercio e Inversiones) en todos estos asuntos y en sus variadas alianzas. Juan Carlos se creyó el rey del ajedrez cuando en realidad solo era un peón. (…) Es el verdadero juego de tronos", reitera.
La periodista parece saber el porqué de la maldición de Bilderberg.
"Ignoran que los líderes no se fabrican. Solo quien tiene carisma puede ser pulido, por ello las expectativas acaban siendo malditas", analiza.
Concluyendo, la periodista da sus pronósticos enumerando las causas por las cuales el Club atraviesa un período complicado.
"Con su líder, David Rockefeller, ya fallecido, el triunfo de Trump (el único presidente de EEUU, además de Kennedy, desde la Segunda Guerra Mundial que no es un Bilderberg), la salida de Gran Bretaña de su criatura estrella, la UE, y el mal cálculo para elegir a los líderes del presente, le auguro un futuro muy negro. A pesar de la evidencia acerca de que los 'amos del mundo' están siempre al acecho, el club ultrasecreto está muy perdido", concluye.