El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) anunció el inicio de las tareas para identificar a los soldados caídos en 1982 durante la Guerra de Malvinas. El proyecto nació en 2008 cuando el excombatiente Julio Aro viajó a las islas en busca de un compañero que jamás volvió.
Luego de esa experiencia, Aro y sus compañeros recibieron una invitación desde Londres. Allí, durante un mes, observaron cómo se trabajaba con padres, madres y excombatientes. Muchos le preguntaban al veterano qué era lo que más le molestaba de las islas. Él respondía siempre lo mismo: "Esa placa tan fría donde se mencionaba a los soldados olvidados".
"Yo había enterrado a mis compañeros en un sitio pero ahora estaban en un cementerio", dijo a Sputnik Julio Aro, excombatiente de la guerra del Atlántico Sur y dirigente de la Fundación No Me Olvides, propulsora del programa de reconocimiento.
Al volver comenzaron a recorrer el país en busca de las familias que tenían un hijo muerto sin identificación. "La gran mayoría tenía la necesidad de saber debajo de qué cruz estaban sus hijos. Es muy triste recorrer esas más de 200 tumbas y no encontrar a tu ser querido. No han podido cerrar su duelo. Por eso emprendimos ‘Proyecto ADN'", contó Aro.
"Le enviamos una carta pidiendo permiso para poner una bandera en sus recitales en Argentina pidiendo por los ADN. Al enterarse duplicó la apuesta. Nos pidió una carta para entregársela en persona a quien por entonces era presidenta argentina, Cristina Kirchner, durante su reunión con ella. Luego del encuentro nos convocaron para dar inicio al proyecto. El Ejecutivo se puso en contacto con la CICR. Fue un gran alivio y un orgullo. Esto dejaba de ser un proyecto de algunos locos y tomaba carácter institucional e internacional", señaló el excombatiente.
Tras los acuerdos se formó un grupo con el Equipo Argentino de Antropología Forense, la CICR, el ministerio de Justicia, el de Desarrollo Social y la Escribanía de la Nación, para ir casa por casa a preguntar a los familiares que estuvieran de acuerdo para comenzar un banco de ADN.
El 19 de diciembre de 2016 se logró ese acuerdo. Hoy, otra vez 19, la tarea se está haciendo realidad. Viajó un grupo con dos antropólogos ingleses y seis españoles para empezar las primeras tareas. Deberán sacar dos o tres cuerpos por día y obtener una muestra ósea, enviarla a la provincia de Córdoba, donde se cotejará con las muestras del banco para poder finalmente determinar a quién pertenecen esos restos.
"Todavía nos cuesta creerlo pero hoy es realidad. Es una gota de esperanza para no bajar los brazos. Si dios quiere, antes de fin de año podremos saber quien está debajo de cada cruz", concluyó.