"Hasta ahora no hay informes verificados de que se hayan realizado las gestiones para emprender tales acciones", dijo en una rueda de prensa el portavoz de la Presidencia filipina, Ernesto Abella, citado por el canal ABS-CBN.
Según Abella, la madre de los hermanos Maute intentó entablar conversaciones con Duterte, pero el presidente lo rechazó.
Otras dos fuentes de Marawi familiarizadas con el asunto confirmaron a la misma agencia que Duterte había realizado gestiones entre bastidores para empezar conversaciones con los hermanos Maute, Omarkhayam y Abdullah, y que el proceso se paró cuando Duterte, en su discurso del 31 de mayo, declaró que no hablaría con los terroristas.
La capital de la provincia filipina de Lanao del Sur, Marawi, fue atacada por los yihadistas del grupo Maute el 23 de mayo.
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Prácticamente todos los habitantes de Marawi, con una población estimada en más de 200.000 personas, fueron realojados a otras áreas o huyeron de los enfrentamientos que causaron hasta la fecha más de 460 muertos, entre ellos casi 340 terroristas, 85 militares y unos 40 civiles.
A más de un mes del ataque, los militares filipinos no han terminado de eliminar las bolsas de resistencia en Marawi donde, además de Maute, están luchando supuestamente militantes de otros grupos yihadistas como Abu Sayyaf y BIFF (Combatientes por la Libertad del Bangsamoro Islámico), así como combatientes extranjeros.
El grupo Maute, vinculado a Abu Sayyaf, busca separar Marawi del resto del país y establecer una provincia del autodenominado Estado Islámico, o Daesh (organización terrorista proscrita en numerosos países, entre ellos Rusia).