"Conozco a Lula desde antes de que fuera dirigente del PT, cuando era dirigente sindical, siempre mantuvo una ética irreprochable", remarcó. El 12 de julio la Justicia brasileña sentenció al expresidente Lula da Silva a nueve años y medio de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero. La sentencia fue dictaminada por el juez Sergio Moro.
Para el premio Nobel argentino, Brasil es un ejemplo de una corriente que no quiere gobiernos progresistas al poder en la región. Puso como ejemplo el golpe a Manuel Zelaya en 2009 en Honduras, el golpe a Fernando Lugo en Paraguay cuatro años después, y destitución de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil en 2016.
"El mismo presidente de facto Michel Temer tuvo que reconocer que eso fue una acción de venganza contra Dilma a quien no le comprobaron ningún acto de corrupción. Ya no necesitan los Ejércitos sino la complicidad de cámaras parlamentarias y del Poder Judicial", sentenció.
Esquivel advirtió que existe una "fractura" de los movimientos sociales y dijo que "se deben superar esas divisiones para tener objetivos comunes". Explicó que en su país, Argentina, la fractura social es "enorme" y esto hace que hayan "avasallamientos" en todos los campos sociales.
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"Las democracias delegativas ya no responden más a la voluntad de los pueblos. Hay que buscar democracias participativas con control ciudadano. Todos aquellos que quieran una democracia participativa no pueden ser ajenos a la situación que se está viviendo en Brasil", concluyó.