"Por supuesto que no apoyamos eso, entendemos que ahora Siemens suspendió todos sus proyectos con las empresas energéticas rusas con participación estatal, era un paso forzado", dijo Harms a la prensa.
"La compañía hace negocios fantásticos allí y sería muy lamentable si esta situación se los alterara", dijo Harms.
La empresa alemana Siemens anunció el 21 de julio la rescisión de los contratos con las empresas rusas para el suministro de equipos a las centrales eléctricas por el supuesto "desvío" a Crimea de sus cuatro turbinas destinadas inicialmente para un proyecto en el sur del país.
El pasado día 10, Siemens anunció que estaba investigando cómo cuatro turbinas fabricadas por la empresa acabaron en la península rusa y si su entrega constituía una violación de los contratos de suministro y del régimen de sanciones, impuestas por la Unión Europea.
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La UE prohibió a sus compañías vender equipos energéticos a Crimea después de que este territorio se adhiriera a Rusia tras celebrar en 2014 un referéndum en el que más del 96% de la población votó a favor de la reunificación.
Moscú declaró en repetidas ocasiones que respeta la decisión de los habitantes de Crimea, los cuales votaron democráticamente y en plena conformidad con el derecho internacional y la Carta de la ONU.