La presidenta chilena, Michelle Bachelet, recibió el 16 de agosto en el Palacio de La Moneda al vicepresidente estadounidense, Mike Pence, en el marco de su visita a varios países latinoamericanos.
Luego de una reunión ambos dieron una rueda de prensa donde, entre otros temas, hablaron sobre la crisis de Venezuela. La mandataria chilena rechazó los dichos del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre una intervención militar al país bolivariano y aseguró que "Chile no apoyará ni golpes de Estado ni intervenciones militares" en Venezuela como una posible salida a la crisis.
En diálogo con Sputnik, el candidato a la presidencia chilena por el Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, dijo que "no hay espacio para que un país colabore para volver a fórmulas del pasado sobre el intervencionismo en América Latina". Agregó además que espera que Chile observe lo que está haciendo otra potencia mundial como China, cuyo canciller aseguró que su país no intervendrá en asuntos domésticos de otras naciones. "Los problemas de los venezolanos los resuelven los venezolanos", señaló el candidato.
"En caso de que yo sea presidente de Chile habrá un giro en la política exterior. No será un lineamiento guiado sólo por el comercio y los intereses, sino que se basará en valores como la libre determinación de los pueblos. En la actualidad me parece muy raro que a la Cancillería de mi país le fascine la diplomacia saudita y encuentre espantosa la diplomacia venezolana. Eso no se sostiene", explicó.
El candidato a la presidencia remarcó que la Cancillería es "una cartera que sigue poblada con funcionarios de la dictadura, la época más oscura de Chile [1973-1990], donde EEUU tenía una suboficina". "Espero que la Cancillería recuerde que no es una sucursal estadounidense sino un organismo de la República de Chile", agregó.
Por último analizó el rol del país andino en América Latina, una región a la que, según Enríquez-Ominami, Chile volvió "por la fuerza". "Se escapó inteligentemente a fines de los 80 y principios de los 90. Abrir su economía no fue algo del todo equivocado, lo que estuvo mal fue tratar de vivir sin América Latina, pensando que los problemas de narcotráfico, los energéticos, los de agua, seguridad, tráfico ilegal, podían resolverse sin mirar a sus vecinos. Hace rato que la diplomacia chilena no se vincula con los países de la región por convicción", concluyó.