Stepán Zabórovsky, que tenía a dos camellos en su casa de campo, en la localidad de Medvezhyí Ozera, fue recientemente atacado por uno de los animales.
Según Stepán, la causa del ataque fue el olor de un agua de colonia que se había aplicado para protegerse de los mosquitos. El nuevo olor tal vez pudo provocar la inexplicable reacción del animal.
"Estábamos regresando a casa (…) yo andaba por delante y los camellos estaban caminando detrás. A unos metros de la casa, César se acercó a mí, me agarró por la espalda, me colocó bajo su vientre y se tumbó encima. Entonces vino mi esposa y empezó a golpearle el hocico. Para salvarme, estiré mi mano izquierda hacia el camello, él la arrancó [hasta el codo] y caminó despacito de vuelta a su casa, masticando mi extremidad", dijo el hombre, en una entrevista concedida al periódico ruso Moskovski Komsomolets.
Esta no es la primera reacción agresiva que se registra últimamente protagonizada por un camello.
El año pasado, un caso semejante se produjo en la India. En aquella ocasión, un camello que permaneció todo el día amarrado en la calle sufriendo los rigores del calor le arrancó la cabeza a su propio amo.
No obstante, estos no son los únicos animales salvajes que tras ser domesticados pueden resultar peligrosos para las personas.
Hace solo unos días, un hombre perdió uno de sus brazos en el distrito de Shelejovski, en la región rusa de Irkutsk (Siberia), cuando trató de alimentar con leche condensada a tres osos que se encontraban en una jaula.
