Sus perspectivas como mayor exportador mundial de trigo son brillantes, sobre todo por el aumento de las temperaturas mundiales, escribe Leonid Bershidski para Bloomberg.
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En el próximo año comercial, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos predice que Rusia exportará 31,5 millones de toneladas métricas, aumentando su liderazgo mundial. También es un importante exportador de maíz, cebada y avena, junto con Ucrania y Kazajistán.
Los dos factores que estimulan el éxito de Rusia en este sector son la creciente población mundial y el cambio climático. El consumo mundial de grano creció, en promedio, un 2,8% anual en 2011-2016, y el Consejo Internacional de Cereales prevé un aumento anual del 1,4% hasta el 2021.
El factor climático también está ayudando a Rusia a atraer nuevos mercados en Asia, ya que sus rivales estadounidenses, canadienses y australianos sufren de sequías, explica el artículo.
Mientras tanto, las granjas rusas pueden expandirse hacia el norte, a tierras que nunca fueron utilizadas para cultivar grano. Además, es hora de recuperar tierras de cultivo que han caído en desuso tras la desaparición de la URSS en 1991 —unos 140 millones de acres—.
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Según Bershidski, las condiciones actuales crean un enorme potencial de crecimiento para Rusia, Ucrania y Kazajistán. "Aunque sus caminos políticos son distintos, los tres pueden, en cierto grado, compartir un futuro económico en el mundo pospetróleo", concluye.