"Las capacidades enormes de nuestras relaciones están paradas y aun se van reduciendo por la histeria rusófoba", dijo en una rueda de prensa en Naciones Unidas.
El canciller ruso responsabilizó a la Administración del expresidente de EEUU, Barack Obama, por el deterioro de los contactos bilaterales.
"Las relaciones ruso-estadounidenses no son dañadas por conflictos, sino porque la Administración anterior se portaba de forma mezquina, vengativa, al haber colocado una mina de acción retardada en las relaciones entre Rusia y EEUU", subrayó al agregar que no lo esperaba del ganador del Premio Nobel de la Paz.
Supuesta injerencia rusa
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, declaró que no cree que sean clasificados los datos sobre la supuesta injerencia de Rusia en las presidenciales estadounidenses de 2016.
Subrayó que "durante casi un año de todo este alboroto alrededor de rumores sobre la presunta injerencia rusa en los asuntos electorales de EEUU no ha sido presentada ninguna prueba".
Tampoco fue probada la supuesta interferencia de Moscú en las elecciones en Francia y Alemania, agregó.
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Al mismo tiempo, el canciller ruso recordó que el Departamento de Estado estadounidense mencionó una vez que la página web del Partido Demócrata fue hackeada por un miembro del propio partido.
Los medios estadounidenses citando fuentes anónimas informan con regularidad sobre contactos entre los integrantes del equipo electoral de Trump y funcionarios y empresarios rusos.
Rusia refuta estas acusaciones, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, las calificó de "absolutamente infundadas".
El canciller Lavrov, al comentar las afirmaciones sobre la injerencia rusa en los comicios de EEUU, Francia y Alemania, había dicho que no existe ningún hecho que lo confirme.
Sanciones antirrusas
La propia vida obligará a Occidente a renunciar a las sanciones contra Rusia, aseguró el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.
"Creo que la comprensión llegará (…) la propia vida obliga a renunciar a esta línea sin futuro", dijo.
Las relaciones diplomáticas entre Moscú y Washington han sufrido considerables problemas en los últimos meses.
En diciembre de 2016, el Gobierno de EEUU encabezado entonces por Barack Obama expulsó a 35 diplomáticos rusos y ordenó el cierre de dos mansiones diplomáticas rusas en Centreville, Maryland y Oyster Bay, Nueva York, en respuesta a la supuesta interferencia de Moscú en las elecciones presidenciales estadounidenses, lo que Rusia ha negado reiteradamente.
El 27 de julio el Congreso de EEUU aprobó un nuevo paquete de sanciones contra Rusia y al día siguiente el Ministerio de Exteriores ruso propuso al Gobierno estadounidense recortar la plantilla de sus legaciones diplomáticas y consulares en el país a 455 personas, el mismo número que Rusia tiene en territorio estadounidense.
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A finales de agosto, el Departamento de Estado de EEUU pidió a Rusia desalojar su Consulado General en San Francisco y dos oficinas diplomáticas más, una en Nueva York y la otra en Washington, poniendo como fecha límite el 2 de septiembre.
El Ministerio ruso de Exteriores cumplió la petición de Washington pero la calificó como un acto hostil y una burda violación del derecho internacional.