Se trata de una combinación de psicología y economía que es cada vez más valorada y tira por tierra las concepciones clásicas de que los actores económicos son racionales. Esta corriente económica viene pisando fuerte. Tanto que el economista Richard Thaler fue condecorado este año con el premio Nobel de Economía por sus aportes en la materia.
Para esta corriente deberían existir respuestas por parte del Estado y los gobiernos para suavizar lo más posible este tipo de conductas. "Hay estudios que indican que las personas que atravesaron por eventos traumáticos como la Gran Depresión de los años 30, o la hiperinflación alemana posterior a la Primera Guerra Mundial suelen ser más conservadores que las nuevas generaciones", dijo a Sputnik el economista argentino Pablo Javier Mira, Máster en Economía y autor del libro 'Economía al Diván'.
Otro ejemplo citado por el economista es Argentina, un país con "varias patologías macroeconómicas de magnitud". Esa nación tiene una larga historia de inflación a través del tiempo. Para Mira esto puede conllevar "aspectos psicológicos muy importantes" basados en la formación de expectativas.
"El hecho de que los argentinos hayan tenido experiencias de inflación reiteradas conforma una matriz de pensamiento en donde no siempre la gente responde a lo que la política económica pretende. Hoy los economistas del Gobierno están intentando controlar la inflación pero hay aspectos psicológicos que hacen que muchos agentes que deciden precios mantengan ajustes por encima de lo que el Gobierno pretende", explicó el economista.
Agregó que la "obsesión por el dólar" que existe en Argentina también tiene que ver con un aspecto psicológico. "Incluso cuando no conviene comprar dólares la gente sigue confiando en esta moneda. Parte de estas decisiones pueden estar intermediadas por una conformación de psicología social exageradamente confiada en esa divisa", explicó.
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Comprender estas estructuras que conforman hábitos de conducta es lo que hace que la economía del comportamiento sea un método cada vez más utilizado en el mundo. Algunos países como Francia, Reino Unido o Estados Unidos han comenzado a formar unidades políticas que se ocupan de buscar en qué áreas pueden aplicar políticas para orientar las decisiones de los individuos con el objetivo de que no se perjudique la sociedad en su conjunto.