"La democracia es una ficción estadística" (Jorge Luis Borges, 1899-1986)
Paralelamente, el fallo judicial favorable a la repostulación de Evo Morales a la Presidencia de Bolivia en 2019 fue denunciado inmediatamente por Washington, sus satélites latinoamericanos y la oposición boliviana, como una decisión dañina para la democracia que abre camino para una futura dictadura.
Sus medios de comunicación están bajo el control de la CIA, según varias revelaciones de periodistas germanos. Mientras exista esta dependencia, Angela Merkel, llamada popularmente 'Mutter' (Madre) de los alemanes o 'canciller eterna' es aceptada por el sistema globalizado como lideresa de su pueblo para los próximos cuatro años, que representarán en total 16 años en el poder.
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Frente a esta situación, el Gobierno de Morales expulsó en el transcurso de estos 10 años al FMI de las oficinas del BCB, la CIA tuvo que abandonar el Palacio Quemado (Palacio de Gobierno), los militares estadounidenses tuvieron que salir del GCM y sus tropas abandonar la Amazonía. También el Gobierno declaró 'non grata' la presencia de la USAid por su apoyo a la oposición para fomentar un golpe de Estado.
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Según el sociólogo e historiador boliviano Juan Ramón Quintana Taborga, "la tarea del sometimiento político del país fue cumplida, prioritaria y proporcionalmente por la Embajada norteamericana". El diplomático Ben S. Stephansky (1961-1963) "ayudó a mejorar el montaje de la CIA en Bolivia". El embajador Ernest Siracusa fue un promotor decisivo del golpe de Estado de Hugo Banzer en 1971. Posteriormente, los embajadores Robert Gelbart (1988-1991), Donna Hrinak (1998-2000) y Manuel Rocha (2000-2002) hicieron todo lo posible por reforzar la presencia de Bolivia en el 'patio trasero' de EEUU.
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Con la elección del líder populista y nacionalista Evo Morales como presidente legítimo de Bolivia, el departamento de Estado y la CIA tomaron la decisión de acabar con el nuevo Gobierno de Bolivia y en especial con el nuevo mandatario. Para este fin mandaron a la República Plurinacional de Bolivia a uno de sus mejores expertos en golpes de Estado y movimientos separatistas, Philip Goldberg (2006-2008), con experiencia en la destrucción de la República Federal de Yugoslavia.
En 2008, Evo Morales declaró: "Sin miedo a nadie, sin miedo al imperio, hoy 10 de septiembre… declaro al embajador Goldberg persona no grata por conspirar contra nuestra democracia, apoyar a los separatistas y por clara injerencia política".
Desde aquel entonces, Bolivia y EEUU tienen relaciones diplomáticas solo a nivel de representantes de negocios, pero esto no significa que Washington desistiera de la imposición, el chantaje y la creación de condiciones para acabar con el populismo de Evo Morales.
Desde 2014 el encargado estadounidense de negocios, Peter Brennan, con la experiencia en la lucha contra el Gobierno nicaragüense de Daniel Ortega, está siguiendo la tarea de Goldberg para unir y fortalecer a la derecha boliviana, comprar a los medios, atacar a los partidarios de la reelección de Evo Morales, comportándose, en la definición del embajador de Bolivia en Cuba, Juan Ramón Quintana, "como un verdadero sicario político por encargo del departamento de Estado en Bolivia".
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La consigna del imperio es degollar el Estado Plurinacional boliviano como se está haciendo actualmente con la Revolución Ciudadana en Ecuador y con el chavismo en Venezuela. En el caso de Bolivia, el camino más seguro es apartar a Evo Morales del poder en 2019 al no permitir su reelección.
La ministra de Comunicación, Gisela López, denunció a la oposición por intensificar la "guerra de baja intensidad" a instancias y con coordinación del "imperio de EEUU y la oligarquía política de Chile" para impedir que la revolución democrática y el proceso de cambio sigan adelante en Bolivia.
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Gisela López recalcó que la oposición está apostando nuevamente por la violencia como lo hicieron en 2006, 2007 y 2008, propiciando un golpe de Estado, y en 2009 financiando un grupo terrorista. La ministra dijo también que están tratando de usar violencia hoy, "en el momento que se consolida la profundización del proceso de cambio para fortalecer la democracia boliviana".
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Al fracasar el intento de la oposición de boicotear las elecciones judiciales, los opositores concentraron todos sus esfuerzos para tratar de crear consenso popular contra la reelección de Evo Morales en 2019, después de que el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) diera luz verde a la repostulación de las autoridades nacionales y subnacionales debido a la demanda de las organizaciones sociales del país.
Sin embargo, la economía de Bolivia ha seguido siendo una de las más dinámicas del continente en la última década y el país goza de plena confianza de los inversionistas extranjeros. Su potencial energético es de 60 TCF (billones de pies cúbicos) de gas natural y lo que no deja tranquilos a los globalizadores norteamericanos es la reserva más grande de litio en el mundo, que asciende a 100 millones de toneladas que yacen en el mayor desierto de sal en el planeta, el Salar de Uyni. El litio es uno de los más codiciados minerales estratégicos, del cual depende el futuro desarrollo de tecnología en este siglo XXI.
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Con Evo Morales en el poder, sería imposible para EEUU apoderarse de estas riquezas estratégicas bolivianas, que incluyen no solamente litio, sino uranio de alta ley, cuyas reservas son de 74.000 millones de toneladas. A esto se agregan también grandes reservas de plata, oro, cobre, potasio, antimonio bolivianos protegidos por el Estado Plurinacional creado por Evo Morales, que está frenando las ambiciones de transnacionales de apoderarse de la riqueza nacional del país.
En esto consiste la diferencia entre la aprobación internacional de la reelección de la canciller 'eterna' Angela Merkel de Alemania, donde Washington ya no tiene nada de que apoderarse y el rechazo a la postulación de Evo Morales en Bolivia, quien representa el mayor obstáculo para EEUU de adueñarse, con la ayuda de la oposición boliviana, de los abundantes recursos estratégicos naturales del país y tener de vuelta a Bolivia en el 'patio trasero miserable' estadounidense.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK