"Necesitamos una acción urgente para proteger empleos, sueldos y pensiones porque el factor tiempo es lo esencial ante esta crisis", presionó Frances O"Grady, secretaria general del TUC.
La coalición sindical forma parte del grupo de trabajo formado por el Ejecutivo conservador para paliar las repercusiones en las pequeñas y medianas empresas de un muy posible efecto dominó del colapso de Carillion.
Una plantilla de 43.000 empleados —incluidos 20.000 en Reino Unido— está afectada por el hundimiento del principal contratista del Gobierno británico.
Carillion está activa en casi todas las esferas de la actividad pública de la isla, desde construcción de hospitales a la provisión de alimentación, comercio y entretenimiento a instalaciones militares y reparto de comida a los colegios estatales.
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El diversificado grupo también gestiona la sede del espionaje electrónico británico GCHQ (Cuartel General de Comunicaciones), entre otras contratas.
En el extranjero provee servicios e infraestructura a la industria petrolífera, ya sea en el desierto de Omán o en los campos de Canadá.