Los senadores polacos adoptaron por la mayoría de los votos las enmiendas a la ley sobre el Instituto de Memoria Nacional.
La ley prevé penalizar con hasta tres años de cárcel el uso de la frase "campos de exterminio polacos" y de otras que podrían interpretarse como un intento de presentar a los polacos como cómplices de los crímenes nazis.
El mismo castigo se introduce por la propaganda de la ideología de Bandera y la negación de la masacre de Volyn.
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Según los judíos polacos, las nuevas enmiendas no solo pretenden reescribir la historia, sino también limitar la libertad de expresión, alegando que la ley enmendada supone castigar por decir la verdad sobre los ciudadanos polacos que mataron a sus vecinos judíos y sobre los que chantajearon a los judíos escondidos y a los polacos que los protegieron.