El cementerio se ubica dentro de un barrio repleto de edificios en la parte vieja de la ciudad, en la orilla oeste del Éufrates, y ha estado cerrado para entierros desde 1948.
Shukr aclaró a Sputnik: "En este cementerio a veces enterramos de tres a seis personas por día. Elegimos este sitio viejo porque está rodeado de edificios por todos lados y así éramos 'invisibles'. Era imposible llegar al cementerio principal debido a los constantes ataques de la coalición de EEUU desde el aire"
Según el residente de Mosul, cualquier espacio abierto representaba un peligro directo para la vida, ya que las fuerzas de la coalición atacaban a los yihadistas, y ellos, a su vez, usaban a francotiradores que mataban a todos los que veían.
"El cementerio no es grande —menos de 1.000 metros cuadrados—. Aquí pusimos en tierra a más de 150 personas del área de Al Mahad y los barrios vecinos. Niños, ancianos, hombres y mujeres. Aquí descansa mi prima", agregó Mahmud.
De momento, los activistas han despejado un 75% de las calles que conducen al cementerio judío, y los parientes ya pueden sacar los cuerpos identificados para reenterrarlos en las criptas familiares.