"Yo pienso que el 3,5 % no es un pronóstico muy audaz", señaló el experto de Philip Moffitt, jefe del departamento de Goldman Sachs Asset Management en Sídney, citado por la agencia Bloomberg.
Recientemente, la rentabilidad de los bonos del Tesoro alcanzó el máximo del 2,902%, un nivel que no había sido registrado en los últimos cuatro años. Este aumento se produjo después de que aparecieran señales de aceleración de la inflación y creciera la incertidumbre en cuanto al endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal de EEUU.
Esta brusca subida de la rentabilidad de los bonos estadounidenses contribuyó a la caída en la bolsa de Nueva York la primera semana de febrero.
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Dmitri Afanásiev, analista en jefe de la empresa Cresco Finance, considera que la situación no representará un peligro en caso de que las inversiones se hagan en bonos a largo plazo.
"Hay que esperar perturbaciones [en la bolsa] solo si los inversores pasan a invertir sus recursos en los bonos gubernamentales a corto plazo. Precisamente, este escenario acompañó las crisis del 2008 y del 2012", declaró Afanásiev.
Por su parte, Yaroslav Lisovólik, principal economista del Banco de Desarrollo Euroasiático, sostiene que el riesgo de un desplome aún persiste. El experto no excluye la posibilidad de que una considerable caída en el mercado de valores se produzca a raíz de una reducción del consumo.
"El comportamiento de la inflación en EEUU dictará las futuras decisiones que la Reserva Federal tomará en cuanto a la tasa de interés (…)", señaló Lisovólik a la vez que destacó que la actual situación en el mercado de valores de EEUU representa "un ejemplo clásico de cuando una burbuja se desinfla".
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