"Hoy, la tramitación de la reforma del sistema de pensiones está suspendida", dijo el ministro de la Secretaría de Gobierno, Carlos Marun, según recoge el citado diario.
La reforma del sistema de pensiones era uno de los buques insignia de la política económica de Temer, muy esperada por el mercado financiero, hasta el punto que varias agencias de calificación de riesgo rebajaron recientemente la nota de crédito de Brasil ante la tardanza del Gobierno en sacarla adelante.
Al mismo tiempo es una propuesta muy criticada por gran parte de la población, que la ve como un recorte a los derechos de los pensionistas; durante meses se han sucedido las huelgas y las protestas, culminando con diversos actos este mismo lunes organizados por sindicatos y movimientos de izquierda.
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La propuesta de Temer pretendía establecer por primera vez una edad mínima para la jubilación (65 años para los hombres y 62 para las mujeres), así como elevar los años de cotización necesarios para cobrar la pensión completa.
El Gobierno argumentaba que la reforma era imprescindible para garantizar la viabilidad de las pensiones a largo plazo, puesto que en la actualidad el agujero es de 268.800 millones de reales (más de 83.000 millones de dólares), según datos del cierre de 2017 difundidos por el ministerio de Economía y Hacienda.