No, los italianos no están locos, no son fascistas ni eurófobos. Las alarmas que algunos políticos, ciertos medios de comunicación y doctos universitarios activan en la Unión Europea (UE) tras el veredicto de las urnas en Italia tienen explicaciones que no difieren en mucho del sentir de sus vecinos europeos.
Lea más: Se reduce a la mitad la cantidad de migrantes que llegan a Italia en lo que va del año
Italia ha recibido 700.000 emigrantes desde 2013 y un millón desde hace veinte años. Por mucha buena voluntad que los gobiernos, las ONG y otros actores sociales pongan en la acogida de seres humanos que huyen de sus países buscando refugio político o una vida mejor, no se puede desdeñar el impacto económico, social y psicológico que en la población local produce ese fenómeno.
Emigración: la interpretación de Macron
Las palabras de Macron le hubiera valido hace pocos meses acusaciones de xenofobia de las almas más sensibles de su propio país. Ahora explica que "no se pueden defender bellas ideas haciendo abstracción de la brutalidad del contexto". La osadía del Jefe del Estado francés se explica en la justificación del proyecto de su gobierno para frenar la emigración económica hacia su país y que restringirá, además, el derecho de asilo político.
¿Cómo perciben los alemanes la crisis migratoria en su país? https://t.co/492saVAPZt pic.twitter.com/WHTqmYC4zW
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 28 июля 2017 г.
Ante la falta de consenso europeo, el enorme problema planteado por la llegada masiva y sin control de emigrantes a Europa desde que la Canciller Angela Merkel abriera las puertas de Alemania, sin tener en cuenta el sentir de sus vecinos en 2015, provoca el sálvese quien pueda.
Le puede interesar: Euroescepticismo: ¿responsabilidad de Bruselas?
La Italia que protesta en las urnas considera que Europa les ha abandonado en su problema migratorio. Y la Italia que ha ganado en los comicios va a aprovechar su fuerza en intentar rebajar las exigencias de control y rigor financiero exigidos desde Bruselas. Pero jamás se plantearían una salida de la UE y ni siquiera del euro, porque saben que perderían sin duda un referéndum sobre ese punto.
La izquierda, a pique
Múltiples obras cinematográficas o literarias en Italia han reflejado desde hace décadas el distanciamiento de la élite política e intelectual que se dice de izquierda y la clase trabajadora o lo que antes se definía como "los obreros". Hace años que esa misma tendencia se observa en Francia, donde el Frente Nacional es el primer receptor del voto "popular"; en Gran Bretaña, con los antieuropeístas del Brexit recibiendo la adhesión de las zonas menos favorecidas, o de Alemania, donde Alternativa para Alemania " (AfD), se ha convertido en el principal partido de oposición a la coalición democristiano-socialdemócrata que va a gobernar en Berlín.
Además: Austria gira a la derecha, empujada por la política europea de inmigración
Por supuesto, a las similitudes con otros vecinos, los italianos añaden su especificidad política. Se vuelve a hablar de "inestabilidad" cuando lo cierto es que Italia no conoce estabilidad desde que en los inicios de los 90 estallara el escándalo de corrupción política generalizada.
Escuche: Riña de gallos a muerte en la Unión Europea
Los resultados del 4 de marzo abren todo tipo de posibilidades que van a desmentir los dogmas presentados durante la campaña electoral. El partido vencedor, M5S, liderado por Luigi di Maio, ya ha empezado a susurrar que podría iniciar conversaciones con el PD. Matteo Renzi, capo del partido, anuncia que se retira pero no hasta que el nuevo gobierno sea formado.
¿"Grandísima coalición"?
Si el M5S es el vencedor como partido individual, la coalición de centroderecha formada entre Matteo Slavini de la Liga y Forza Italia de Berlusconi se considera ganador como fuerza política. La Liga, con un 17% gana por tres puntos a su aliado de FI, lo que deja a Berlusconi con menos posibilidades para imponer sus condiciones y mucho menos a su candidato para primer ministro, el actual presidente del Parlamento europeo, Antonio Tajani.
Más aquí: ¿Cuáles son los escenarios para Italia tras las elecciones?
Los liguistas descartan un gobierno de coalición con el M5S, la opción que aterroriza a Bruselas, pero una cosa es plantear principios y otra rechazar categóricamente posibilidades de gobierno conjunto. Algunos analistas italianos hablan ya incluso de una "grandísima coalición" para aprobar en las cámaras decisiones consensuadas en las que la mayoría de las fuerzas participantes estén de acuerdo.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK