En una carta de invitación a los miembros del Consejo Europeo en vísperas de las reuniones de los días 22 y 23 de marzo, Tusk señaló que después del ataque en Salisbury, la UE tiene que "no solo expresar nuestra plena solidaridad con el Reino Unido, sino también sacar conclusiones operativas, ya que el incidente plantea un desafío para nuestra seguridad común".
"Por lo tanto propongo que fortalezcamos nuestra resistencia ante los riesgos químicos, biológicos, radiológicos y nucleares, incluido mediante una cooperación más estrecha entre las instituciones de la UE, nuestros Estados y la OTAN", dice la nota.
Diez días después la primera ministra británica, Theresa May, acusó a Moscú de estar detrás del envenenamiento de los Skripal con una sustancia de efecto neuroparalizante que, tal y como insistió, pertenece a una familia de armas químicas supuestamente desarrollada en la Unión Soviética.
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La jefa del Gobierno británico lanzó esta acusación a pesar de que la investigación del caso todavía sigue en curso y según la Scotland Yard podría llevar semanas o incluso meses.
Moscú rechazó categóricamente su implicación, alegando que no tiene motivos ni medios para cometer este ataque, y propuso a Londres investigar juntos lo ocurrido.
Skripal fue reclutado por el servicio secreto británico MI6 cuando servía en las Fuerzas Armadas rusas en los años 1990.
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En 2006 la justicia rusa lo condenó a 13 años de cárcel por espiar a favor de un Estado extranjero y cuatro años después fue canjeado junto con otros dos espías por 10 personas detenidas en EEUU.
El Reino Unido acogió a Skripal y le concedió la ciudadanía británica, según lo confirmó la Scotland Yard.