En los medios rusos el R-37M, apodado 'Arrow' ('Flecha') en la OTAN a veces lo describen como 'de alcance superlargo' por ser capaz de abatir sus blancos a una distancia mayor de 300 kilómetros. Esta impresionante capacidad se debe a un sistema de puntería innovador, escribe el medio Izvestia.
El R-37M es una evolución del misil R-37, diseñado en los ochenta para los cazas soviéticos MiG-31. En aquel entonces, un misil de largo alcance era el arma principal de los interceptores rusos contra los bombarderos estratégicos del potencial enemigo.
A mediados de los 2000 empezó el proyecto de la modernización del misil, y la Defensa rusa optó por ampliar la lista de los portadores del proyectil para incluir a los cazas de cuarta generación Su-30 y Su-35 y el caza de quinta generación Su-57.
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¿Cuál es la mayor ventaja del nuevo misil?
El peculiar método de apuntar, integrado por tres sistemas separados, permite que el R-37M se acerque a su blanco sin revelarse.
Al captar el blanco, o al conocer sus coordenadas aproximadas —un desarrollo posible en caso de los aviones 'stealth' o bajo efectos de interferencias deliberadas—, el misil se dirige a la zona usando el sistema de navegación inercial, es decir, sin usar su radar, así que no se revela ante el enemigo.
Tras acercarse a su blanco, el misil activa su propio radar para guiarse y se acelera brevemente a las velocidades hipersónicas —de 6 Mach, o más de 7.000 kilómetros por hora.
En este momento el piloto enemigo ya recibe la señal de alerta, pero básicamente no tiene tiempo para reaccionar.
"Los misiles de largo alcance encarnan el concepto del combate aéreo 'más allá del alcance visual' (…) Están destinados a abatir los aviones que esquivan los sistemas de defensa antiaérea; derribar el portador es siempre más eficaz que hacer frente a los misiles ya lanzados", valoró el proyecto el experto ruso Alexéi Leonkov.
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