El autor señala que, a pesar de su enorme tamaño, el producto interno bruto (PIB) de Rusia es comparable al de los países medianos de la UE, y opina que a la Rusia actual ya no se le puede seguir llamando 'superpotencia'.
Según el autor, se trata de las enormes reservas de petróleo y de gas, "el renacimiento de sus fuerzas armadas", el arsenal de armas nucleares que posee, su asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y el derecho a veto que este le otorga.
"Debido a todos estos factores, sin Rusia no se pueden solucionar los problemas internacionales", destaca Guetta.
Según sus palabras, la Unión Europea puede escoger entre seguir viendo a Rusia como un país de segunda clase o negociar con ella.
Si se decanta por el primer escenario, Guetta teoriza que "el conflicto ucraniano se alargará" y Rusia "creará otros focos de tensión" en los territorios de su antiguo imperio, sin dar ningún ejemplo concreto. De ese escenario, advierte, "nadie saldrá ganando".
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Añade que firmar algún acuerdo estratégico no significaría "hacer la vista gorda ante las acciones de las autoridades rusas" —a menudo criticadas en Europa por su política interior y exterior—, sino que repetiría con Rusia lo que Occidente hizo con la Unión Soviética.
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En 1975, en plena guerra fría, se firmó el Acta final de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa que, aun sin dar aprobación al sistema soviético, logró estabilizar las relaciones entre las partes. Aquel año, ambos bloques ratificaron la inviolabilidad de las fronteras europeas y apostaron por relanzar la cooperación económica.
"Todo el mundo sale ganando", dice el periodista, "porque Rusia necesita inversiones y la Unión Europea no está interesada en que Rusia se acerque a China y a Estados Unidos".
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