Tras declarar que a su juicio conviene seguir el ejemplo de Noruega o Turquía, concertando acuerdos para permanecer en el espacio económico europeo, el parlamentario recordó que el Gobierno británico reitera que "el Brexit es el Brexit", lo que supone abandonar el mercado único y la unión aduanera, pero al mismo tiempo, quiere atenuar las consecuencias de tal paso.
Si Reino Unido abandona la Unión Europea el 29 de marzo de 2019 sin que se firme un acuerdo, "puede suceder cualquier cosa: escisión, moción de censura contra la primera ministra, nuevo referéndum, nuevas elecciones (…), pueden surgir problemas con el transporte, con los vuelos aéreos y los suministros de víveres y medicamentos", señaló Tannock, agregando que el Gobierno británico está preparando un plan de actividades por si sucede tal cosa.
Asimismo El eurodiputado británico sostiene que es poco probable que la Unión Europea apruebe las propuestas de la primera ministra Theresa May sobre el Brexit.
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El Gobierno de Reino Unido presentó el 12 de julio el denominado Libro Blanco sobre las relaciones futuras con el bloque comunitario.
"Sospecho que la UE no aceptará fácilmente estas propuestas", dijo a Sputnik el legislador de la Eurocámara.
Tannock señaló que se requiere confiar demasiado en Gran Bretaña para permitirle recaudar aranceles aduaneros en nombre de la UE.
"Bruselas estudia con interés las propuestas y es que la libre circulación de las mercancías favorecerá a las grandes compañías como Airbus que tienen una compleja cadena de distribución y que no quieren retrasos en las fronteras", puntualizó.
El sector, indicó, exige al Gobierno que acuerde el reconocimiento recíproco de la documentación y pide que la libre circulación se extienda también a los servicios financieros.
"Es lo que quieren pero es poco probable que lo consigan […] Personalmente me alegraría mucho que la UE acepte", apostilló Tannock.
El plan de May ha provocado la dimisión de dos de sus principales ministros y de otros altos cargos de su entorno.
La fecha oficial de la salida del Reino Unido de la UE es el 29 de marzo de 2019.
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Asimismo el Reino Unido tiene que mantener relaciones con Rusia pese a las divergencias existentes, declaró en una entrevista el diputado de Londres en el Parlamento Europeo, Charles Tannock.
"Rusia es un país fuerte, aunque su economía no esté en la mejor situación, pero es un país potente, muy grande, es uno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, (…) por eso debemos mantener los canales de comunicación, es una realidad del mundo actual", dijo el parlamentario.
Tannock destacó que Londres podría cooperar con Moscú en la lucha contra las redes criminales internacionales y el terrorismo, ante todo el yihadismo.
"A veces hay que cooperar en ciertas esferas incluso con aquellos países cuyos Gobiernos uno no acepta", precisó el político.
"Pero reconozco que hay cuestiones como Afganistán, Oriente Medio, la estabilidad en el Cáucaso del Norte, en las que nuestros intereses coinciden", advirtió.
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Según Tannock, Reino Unido desea mantener relaciones "normales" con Rusia, un país muy grande que cuenta con muchos recursos naturales.
Al referirse a la crisis ucraniana, el político afirmó que es partidario del cumplimiento de los acuerdos de Minsk, de la descentralización del país y del estatus del idioma ruso como segunda lengua oficial, "pero ese no es el enfoque de Kiev".
"El año próximo serán las elecciones, y [Petró] Poroshenko, posiblemente, las perderá, entonces veremos quién será presidente y cómo actuará, pensamos que eso se debatiría en la cumbre entre [Vladímir] Putin y [Donald] Trump, pero no fue así", resumió Tannock.
Las relaciones entre Moscú y Occidente, en particular Londres, empeoraron a raíz del conflicto interno en Ucrania y la adhesión de Crimea a Rusia tras el referéndum celebrado en marzo de 2014, en el que más del 96% de los votantes avaló esta opción.
Occidente relaciona la suspensión de las sanciones con el cumplimiento íntegro de los Acuerdos de Minsk, formulados por el Grupo de Contacto Trilateral (Rusia, Ucrania y la OSCE), que buscan solucionar la crisis ucraniana, en la que las tropas gubernamentales se enfrentan a las milicias de las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk desde 2014.
Moscú, que respondió a las sanciones con un embargo alimentario, ha declarado reiteradamente que no es un bando del conflicto interno de Ucrania, ni apoya a los separatistas y tampoco envía sus tropas a Donbás.
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Días después del incidente, el ministro británico de Exteriores de ese entonces, Boris Johnson, afirmó que tenía pruebas demoledoras de la culpabilidad de Moscú, unas acusaciones que finalmente resultaron falsas.
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El Ministerio de Exteriores de Reino Unido se vio a obligado entonces a reconocer que sus conclusiones sobre la presunta implicación de Rusia fueron hechas en base a sus propios razonamientos.