En esta ocasión, Forster interpretará el Concierto para piano No. 2 del compositor ruso Serguéi Rachmaninov, que será el especial de ambas presentaciones, una elección con todo sentido. La programación, bajo la conducción de Theodore Kuchar, se completa con obras de autores rusos y ucranianos: Tchaikovski, Stankovich y Shostakovich.
Para Forster, la historia del compositor ruso es conmovedora: "Cuando escribió su primera sinfonía en 1895 no tuvo buen recibimiento y se sumió en una depresión. El médico, Nikolái Dahl lo ayudó a salir de esa depresión y Rachmaninov le dedicó el Concierto No.2.
Años después se radicó en Estados Unidos donde siguió componiendo hasta los 69 años cuando murió, justo un mes después de que le dieran la ciudadanía", una situación con la que Forster se siente cercano.

Rachmaninov es sin duda "el gran romántico con sus manos enormes, él escribía para sus manos y por eso es tan difícil técnicamente". De ahí que el corazón musical del pianista argentino esté repartido entre grandes maestros, "pero una parte muy importante está con Rachmaninov y me da mucha emoción hacerlo en Argentina para mis seres queridos".
"Mis conciertos hoy tienen que tener un significado más allá de que me inviten a tocar, y en este caso los 70 años de la Sinfónica Nacional, y un director ucraniano como Theodor Kucher, además de tocar para mi gente, hacen que de mil maneras tenga un gran sentimiento por esta música", expresó el pianista.

A los veinte años ganó el primer premio del XI Concurso Argentino de Música y su carrera despegó en Europa. Su debut internacional fue con la Orquesta de Cámara del Concertgebouw de Amsterdam con solo 22 años, donde interpretó el Concierto No. 23 de Mozart.
Desde entonces, su carrera internacional ha incluido giras como solista y grabaciones con numerosas orquestas de prestigio del mundo.

Pero no todo es color de rosa en la vida de este artista de talla mundial. A Forster le dicen "beethoveniano", y él explica el porqué. En 2004 viajó a Nueva York, donde vive, pero tuvo dificultades para conseguir la residencia y la ansiedad lo llevó a pasar momentos de mucha tormenta.
"Me hice un caparazón y me puse a grabar las 32 sonatas de Beethoven como una forma para protegerme emocionalmente ante la incertidumbre", confesó.
Esto le valió la "green card" bajo la figura de "talento extraordinario", una categoría que otorga el Gobierno de los Estados Unidos únicamente a personas con grandes habilidades en las artes.
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La pasión por la música argentina, especialmente por la figura del bandoneonista Astor Piazzolla, llevó a Forster a crear la "Fundación Astor Piazzolla Trío", con el que realizó una gira por Bélgica, los Países Bajos, los Estados Unidos y Argentina, y grabó el "Concierto Nácar" con la Orquesta de Cámara de Mayo de Argentina.
Forster coloca al bandoneonista entre "los más grandes maestros" y reconoce la influencia de Piazzolla en sus comienzos musicales.
"Tuve la suerte en mi carrera de poder grabar Mozart con orquestas austríacas, Beethoven con orquestas alemanas, Liszt con orquestas húngaras, Rachmaninov con la Orquesta Estatal de la Radio de Ucrania en el año 2000, y la música de Piazzolla la llevamos de gira con la Orquesta de Cámara Mayo Argentina por toda Holanda", rememoró el artista.
En Nueva York, la ciudad donde vive, su actividad educativa tiene el objetivo de explorar el universo musical de los niños, y enseñar a una edad temprana las posibilidades ilimitadas de autoexpresión a través de la música.
Sebastián realiza conciertos con el objetivo único de la recaudación de fondos para PONY (Piano Outreachof New York), una entidad sin fines de lucro que tienen el objetivo principal de juntar dinero para niños de recursos escasos que necesitan una educación musical.
Volver a Argentina por el aniversario de una institución como la Sinfónica Nacional es algo muy especial.
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El pianista destacó la Sala Sinfónica del Centro Cultural Kirchner, y la comparó con las del Concertgebouw de Amsterdam, la número uno de Europa. "Divina, linda acústica, el piano magnífico, realmente eso también me atrajo mucho a decidir venir a tocar, es una sala moderna que tiene ese nivel de las principales salas europeas", concluyó el pianista.