Dos de sus cercanos colaboradores, John McDonnell y Emily Thornberry (en las carteras de Finanzas y Exterior, respectivamente), han sumado sus voces a las de diputados del ala moderada que instan por la adopción íntegra y completa de la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA, por sus siglas en inglés).
"Espero que sucederá exactamente lo que la gente está presionando, la aceptación de la definición y los ejemplos de la IHRA", defendió McDonnell en una entrevista con una emisora regional de la BBC.
Pero solo aceptó incorporar al código de conducta siete de los once ejemplos de antisemitismo anotados en la misma definición, provocando la ira de diputados judíos y de las principales asociaciones de esta minoría religiosa de 267.000 individuos, según el censo más reciente.
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La Ejecutiva modificó los cuatro restantes ejemplos por miedo a socavar la libertad de expresión, fundamentalmente en referencias a Israel o Palestina.
"Nuestro código es un intento de buena fe de contextualizar dichos ejemplos y hacerlos jurídicamente irreprochables para utilizarlos en nuestros procesos disciplinarios", defendió Corbyn.
El más conflictivo punto de la IHRA considera antisemita "negar al pueblo judío el derecho a la autodeterminación, declarando por ejemplo que la existencia del Estado de Israel es una empresa racista".
Otros expertos mencionan también, entre los abiertos a la censura, el apartado décimo que considera antisemita "comparar la política contemporánea de Israel con la de los nazis".
La Ejecutiva laborista intenta pactar un compromiso que reasegure la "libertad de expresión" de sus miembros a la hora de "criticar a Israel" y "defender los derechos de los palestinos" sin recurrir a expresiones y tópicos anti-judíos, según explicó McDonnell.
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Grupos minoritarios judíos denuncian como intento de imponer censura la presión de las últimas semanas para que el laborismo incorpore en su código los ejemplos de la IHRA sin ninguna salvaguarda.
La controvertida cuestión, que ha tenido a Corbyn entre las cuerdas todo el verano, se somete a debate y votación en una reunión de la Ejecutiva, representada mayoritariamente por la izquierda dura del laborismo.