A esta conclusión llegó Mandeep R. Mehra, especialista en medicina cardiovascular y profesor de Harvard.
Si la enigmática Lisa Gherardini hubiera padecido estas enfermedades, es poco probable que hubiera vivido a una edad tan avanzada como los 63 años, dados los limitados tratamientos disponibles en el siglo XVI en Italia.
Mehra citó el adelgazamiento de la Mona Lisa, la piel amarilla y el posible bocio como evidencia visual de hipotiroidismo.
"La dieta de los italianos durante el Renacimiento carecía de yodo y los bocios resultantes se veían a menudo en pinturas y esculturas de la época", dijo.
Además, Gherardini dio a luz poco antes de sentarse para el retrato, lo que indica la posibilidad de tiroiditis posparto —inflamación de la tiroides después del embarazo—.
Cabe señalar que no es la primera teoría relacionada con la salud de la modelo del enigmático retrato; ya otras hipótesis afirmaban que tenía sífilis, por lo que no podía sonreír de una manera más abierta.
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