"[El discurso] contiene una serie de acusaciones categóricas contra la Federación Rusa y dos, según se afirma, ciudadanos nuestros; rechazamos resolutamente estas invectivas", dice el comunicado del ente ruso.
Añade que "el discurso de la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, en el Parlamento británico este 5 de septiembre sobre el llamado caso Skripal y el envenenamiento de dos ciudadanos británicos en Amesbury fue hecho en un tono absolutamente inaceptable".
BREAKING: suspects named in Skripal poisoning #Novichok #Salisbury #Skripals pic.twitter.com/U95dUbW0YL
— Rupert Evelyn (@rupertevelyn) September 5, 2018
La Cancillería rusa denunció también que "al Reino Unido no le importan las conclusiones que hicieron los expertos de la OPAQ" sobre lo sucedido.
"Lo importante para Londres es involucrar a la OPAQ en sus acusaciones indignantes contra nosotros, vincular por los métodos absolutamente falsos a esta organización con los resultados de los averiguaciones correspondientes que se realizan por las fuerzas de químicos militares de Porton Down", dice el comunicado.
Además aseguró que no son viables los intentos del Reino Unido de "sacar partido" de los reglamentos de la Convención sobre Armas Químicas y presentar acusaciones infundadas.
La primera ministra británica Theresa May afirmó que los dos sospechosos del envenenamiento del ex agente doble Serguéi Skripal y su hija Yulia son oficiales del Departamento Central de Inteligencia (GRU, por sus siglas en ruso) de Rusia.
Según May, hay fundamentos para suponer que los nombres de los sospechosos son ficticios.
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A principios de marzo, Serguéi y Yulia Skripal fueron atacados con una sustancia de efecto neuroparalizante en la ciudad de Salisbury.
Moscú rechaza las acusaciones de Londres, que considera infundadas, y sigue reclamando acceso a las pruebas para poder colaborar con la investigación y también a los Skripal, ambos dados ya de alta y en paradero desconocido.
El 30 de junio, los británicos Dawn Sturgess y Charlie Rowley ingresaron en un hospital con síntomas de envenenamiento tras perder el conocimiento en su domicilio de Amesbury, a unos 11 kilómetros de Salisbury.
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Sturgess falleció una semana más tarde, por lo que Scotland Yard abrió una investigación por asesinato, mientras que Rowley se recuperó y fue dado de alta.